Ignacio MUCIENTES MUCIENTES

Ingeniero Agrónomo

Decano del COIACLC

 

Bien se podría decir que el sector agrario ha sido uno de los que más técnica y tecnología ha incorporado en los últimos cinco lustros. Se ha repetido muchas veces que la tríada I+D+i es importante en su conjunto; pero, tal vez, la que destaque sea la “i”. La innovación es clave en cualquier sector productivo para avanzar, progresar y en definitiva para mejorar las condiciones, en este caso, del trabajo. No hay más que subirse a un tractor de última generación y compararlos con los que existían a finales de la década de los noventa del pasado siglo para comprobar in situ lo que acabamos de comentar; a la par, nuestros profesionales, los agricultores y ganaderos (sin olvidarnos de los empresarios de la agroalimentación), han hecho correctamente los deberes y se han adaptado a “marchas forzadas” a un mercado globalizado cada día más exigente y competitivo (con fuerte turbulencias en los últimos tiempos) que va a un ritmo vertiginoso y que está reservado para los más aptos, competentes y capacitados y para los que de verdad están al “pie del cañón” de su explotación.

Un aspecto a considerar es el sobredimensionamiento de las explotaciones. Aspecto clave que va, por lo general, a redundar en una mayor rentabilidad de las mismas. En el mismo existen multitud de operaciones encaminadas a mejorar, en términos generales, la explotación y particularmente las fincas rústicas sobre las que ejercemos las prácticas culturales. Entre las mismas, por citar algunas, se encuentran el desmontado o terraplenado, el despedregado, el remarcado, drenado, la realización de las cameras de entrada y salida a las parcelas y que van a provocar todas ellas en su conjunto que no existan los “tiempos muertos” y que las condiciones de trabajo sean mejores.

Pero, en los últimos tiempos podemos observar en nuestras salidas al campo como los no profesionales (los que manchan el nombre de nuestros agricultores y ganaderos y en definitiva perjudican a todo un sector estratégico que es muy importante en la organización productiva y económica de la nación) realizan prácticas no culturales que se caracterizan por no respetar los hitos, mojones o linderos, arar bordes de caminos y senderos, eliminan los taludes de caminos y carreteras, estrechan los márgenes de los desagües y correderas de concentración e incluso arrancan especies arbustivas para trabajar sobre “esa superficie” que según ellos “no es de nadie” y que hay que incorporarla a su superficie de labrantío. Este tipo de prácticas, que afortunadamente son minoritarias, se deben de evitar.

Todos los elementos que hay en el paisaje, TODOS, juegan un rol determinado y tienen su importancia. Y, aunque no lo parezca, todos están interconectados. Los escaramujos, espinos y árboles sueltos que existen al borde del arroyo o de la corredera de concentración de turno sirven para que las aves puedan criar, la liebre se mimetice bajo él o la perdiz haga su nido; los linderos compuestos por las “malas hierbas” son comunidades vivientes dónde un buen número de insectos, ofidios y micromamíferos encuentran refugio; los mojones de piedras sirven para dar cobijo a un sinfín de especies aladas y terrestres y cumplen a la par una función ornamental importante; de la misma manera las piedras existentes en muchos páramos aportan frescura a los mismos en periodo estival; las correderas y desagües sirven para encauzar las aguas caídas de las lluvias y ejercen función de aliviadero, son auténticos biotopos que cumplen funciones de protección de fauna y flora y, por lo general, unas veces de manera natural (fuentes subterráneas) u otras artificiales (concentración parcelaria) permiten un cauce fluvial en el nivel freático que es ideal para que a ambos lados de la misma exista el agua necesaria como para conseguir incrementos en el rendimiento productivo si lo comparamos con el resto de superficie de la parcela. El querer tapar tramos de las mismas es un grave o craso error ya que hará que el agua existente desaparezca y busque otras salidas.

Los hitos hay que respetarlos y no moverlos o quitarlos y lo que no hay que hacer es arar los caminos o aplanar los taludes porque lo que podemos conseguir con esta operación son más perjuicios que beneficios.

Hemos podido asistir a un sin fin de Jornadas Técnicas en los últimos meses en las que se ha debatido sobre la importancia y la prevalencia de la sostenibilidad ambiental y de la sostenibilidad económica en nuestras explotaciones. Particularmente pienso que pueden coexistir ambas porque se complementan y porque el verdadero profesional del sector agrario tiene entre sus funciones la de ser protectores y guardianes del medio ambiente.

La Comisión europea ha aprobado recientemente el borrador de una nueva Ley de Restauración de la Naturaleza, cuyo objetivo es recuperar la naturaleza en todos los EE.MM de la UE-27. En breve tendremos noticias más amplias sobre los objetivos que se pretenden conseguir con esta nueva Ley; Ley que a buen seguro va a tener incidencia directa sobre nuestro sector agrario.

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