Por Ignacio MUCIENTES
(Ingeniero Agrónomo – Decano del COIACLC)


¿Por qué la gente no vive en nuestros pueblos?. ¿Por qué esa desafección al medio rural cuando, según los informes estadísticos el 20% de la población española vive en lo que conocemos como “pueblos”?

Estas son algunas de las preguntas que muchos de nuestros políticos se hacen a diario y para mí la respuesta es muy sencilla. Es muy difícil vivir en un núcleo en el que las vías de acceso al mismo están deterioradas y no se reparan a la mayor brevedad posible; o en el que no hay banda ancha de internet que asegure operaciones comerciales o de comunicación (y si la hay es de escasa potencia y no te asegura conexión fija), o en el que las señales de radio y televisión son deficitarias y las “zonas negras” son constantes; en el que no hay bares, restaurantes y mesones en los que poder alternar y relacionarse socialmente; en el que no existen centros culturales, de Día, o bibliotecas en los que poder ampliar conocimientos culturales; o simplemente en el que no hay colegios, institutos o, farmacias; o bien en el que no hay masa trabajadora porque no existen pequeñas y medianas unidades de producción que conforman el “grueso” empresarial de nuestro tejido productivo; eso, por no hablar ya de la inexistencia de tiendas de alimentación u otras superficies de ocio. Aunque pueda resultar exagerado, la gente no vive en los pueblos y se marcha a las ciudades porque no existen los más básicos de los servicios con los que poder vivir dignamente Tan sólo en las capitales de provincia, cabeceras de comarca y partidos judiciales, es dónde se agolpa la gente en la actualidad porque existe esa infraestructura necesaria para poder vivir.

La despoblación, tema del que todo el mundo opina (muchas veces erróneamente) excepto los técnicos (que son los que deberían de opinar), es un tema con resolución compleja, difícil, en el que entran muchos factores y fenómenos, de incidencia directa e indirecta, en juego y en el que se va a tener que emplear mucho dinero, tiempo y ganas, amén de políticas sólidas y correctamente encaminadas, si queremos poner las bases de la conservación de nuestro medio rural.

Un rol muy importante, desde mi punto de vista, lo va a jugar el sector primario de nuestra economía. Nos guste o no nos guste éste y sus pilares (agrícola, pecuario, forestal/cinegético y la industria agroalimentaria) son la base sobre la que se debe de levantar el edificio. Luego, vendrán, como no, la implicación de los sectores secundario y terciario, que dicho sea de paso, son muy importantes en las sociedades capitalistas. Todo en esta vida menos la muerte tiene solución y aunque parezca de difícil resolución, cosas se pueden hacer. La primera es tirar “patas abajo” toda la ineficiente política desarrollada hasta hace bien poco por nuestros políticos (¡¡de todos los colores!!) en el interior de España y apostar por otra muy distinta. Estoy convencido de que entre todos o conseguiremos.  Y, eso sí, vamos a ver si entre todos logramos cambiar la percepción existente a día de hoy, por parte de una buena parte de la sociedad civil, de que quien se queda en los pueblos a vivir y trabajar no es ningún paleto y que nuestro agricultores y ganaderos sólo viven por, para y de las mal llamadas “subvenciones”.

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  • MARIA GONZALEZ
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    Desde mi punto de vista, lo primero que habría que hacer es generar actividad económica puesto que es el pilar fundamental para que la gente pueda subsistir. Evidentemente esto es fácil de decir pero muy dificil de conseguir. Una buena forma de fomentar iniciativas rurales, sería que verdaderamente fuera más fácil, económico y ventajoso fiscalmente, establecerse en municipios pequeños, de tal manera que compensara el trastorno que pueda suponer no disponer de las ventajas que ofrece un núcleo de población considerable. A día de hoy, por lo que yo puedo observar en mi vida profesional diaria por los municipios pequeños, no se da ninguna ventaja que incentive a cualquier inversor (grande o pequeño) a establecerse en ellos puesto que los trámites son igual de exigentes y las Normas Municipales de algunos municipios, son más restrictivas que las de los polígonos industriales.

    El tema de la despoblación es un problema de gran escala que tiene que ser tratado desde las altas esferas, pero estaría bien que se comenzara haciendo política a pie de calle de estos pueblos y se actuara en base a las solicitudes de sus gentes en lugar de actuar tanto de «cara a la galeria»

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